PISICOLOGÍA ANALÍTICA PARA DUMMIES - CARL GUSTAV JUNG HALLÓ UNA RELACIÓN EN LA ALQUIMIA CON LOS MOTIVOS QUE APARECÍAN CON FRECUENCIA EN LOS SUEÑOS DE SUS PACIENTES
En esta extracción sintética que he hecho de la lectura de la obra "Alquimia" de Marie Louise Von Franz (discípula de Jung), se encuentra la clave para aproximarnos a una comprensión del porqué Carl Justav Jung, y a decirlo con las mismas palabras de Marie Louise Von Franz, pudo encontrar en la alquimia una cantidad asombrosa de material que procede del inconsciente, y porqué vio en ella un paralelismo sorprendente con el material con que estaba trabajando, y también el porqué estaba el simbolismo alquímico más próximo de las producciones inconscientes de muchas personas modernas que ningún otro material.
Adrian Avalos - Terapeuta Transpersonal y Coach Transpersonal
CARL GUSTAV JUNG HALLÓ UNA RELACIÓN EN LA ALQUIMIA CON LOS MOTIVOS QUE APARECÍAN CON FRECUENCIA EN LOS SUEÑOS DE SUS PACIENTES
El propio Jung descubrió la alquimia en forma absolutamente empírica. Una vez me contó que en los sueños de sus pacientes aparecían con frecuencia ciertos motivos que no podía entender, y que un día, observando viejos textos sobre alquimia, halló una relación. Por ejemplo, un paciente soñó que un águila empezaba a volar hacia el cielo y después, súbitamente, giraba hacia atrás la cabeza, empezaba a devorarse las alas y volvía a caer a tierra.
El doctor Jung captó el simbolismo sin necesidad de comparaciones históricas, como por ejemplo: el espíritu ascendente o el ave pensante. El sueño muestra una enantiodromía (1), lo opuesto a la situación psíquica. Al mismo tiempo estaba impresionado por el motivo que cada vez más era reconocido como arquetípico y que debía, casi obligadamente, tener un paralelo, aun que no podía encontrarse en ningún lugar, aparecía como tema general. Entonces, un día descubrió el Ripley Scroll, que da una serie de imágenes del proceso alquímico —publicadas en parte en Psicología y alquimia—, donde un águila con cabeza de rey se vuelve hacia atrás para comerse sus propias alas.
Finalmente, sin embargo, llegó a la conclusión de que tenía que hacerlo, de que era demasiado lo que el tema ocultaba y de que ese material era importante para que pudiéramos entender mejor el material onírico de las gentes modernas.
La coincidencia lo impresionó muchísimo, y durante años la tuvo presente, con la sensación de que en la alquimia había algo más, y de que debía profundizar en el tema, pero no se decidía a abordar este campo complejísimo porque se daba cuenta del enorme trabajo que significaría y de que le exigiría refrescar sus conocimientos de latín y griego, y leer muchísimo.
El doctor Jung no se lo planteó como problema teórico, sino que vio un paralelismo sorprendente con el material con que estaba trabajando. Pero ahora podríamos preguntarnos por qué habría de estar el simbolismo alquímico más próximo de las producciones inconscientes de muchas personas modernas que ningún otro material. ¿Por qué no habría de bastar con estudiar mitología comparada, y profundizar en los cuentos de hadas y en la historia de las religiones? ¿Por qué tenía que ser especialmente la alquimia?
Para ello hay diversas razones. Si estudiamos el simbolismo en la historia comparada de la religión, o en el cristianismo —todas las alegorías de la Virgen María, por ejemplo, o el árbol de la vida, o la cruz, o el simbolismo del dragón en el material cristiano medieval, etcétera—, o si estudiamos mitología, como por ejemplo la de los indios norteamericanos (las creencias de los hopis, las canciones de los navajos, etc.), en cada caso estamos enfrentándonos con material producido por una colectividad y comunicado por una tradición más o menos organizada. Entre los indios norteamericanos hay tradiciones de los médicos brujos que comunicaban a sus discípulos sus canciones y rituales, en tanto que ciertas cosas eran conocidas por la totalidad de la tribu, que participaba en los rituales.
Lo mismo es válido para el simbolismo cristiano, que se comunica en las tradiciones de la Iglesia, y el simbolismo total de la liturgia y de la misa, con todo su significado, se transmite por mediación de la doctrina, la tradición y las organizaciones humanas. Están también las diferentes formas orientales del yoga y otras formas de meditación. Son símbolos que ciertamente se formaron en el inconsciente, pero que desde entonces han sido trabajados por la tradición. Uno ve repetidas veces cómo cualquiera que haya tenido una vivencia original e inmediata de símbolos inconscientes comienza enseguida a trabajar sobre ellos.
Así, en estas formas de abordaje del inconsciente se ha de respetar una dirección o camino prescrito conscientemente, y se ha de hacer caso omiso de ciertos pensamientos que aparecen. Por esta razón el simbolismo que aparece en estas formas no es exactamente de la misma especie que el que aparece en los sueños y en la imaginación activa, porque si decimos a la gente que se limite a observar lo que aparece, cosa que, como es natural, produce un material algo diferente, los dos productos son sólo relativamente comparables.
En alguna de sus primeras conferencias en el colegio técnico de Zúrich, E. T. H., para ejemplificar el simbolismo del proceso de individuación (2) y lo que quería decir con esta expresión, el doctor Jung analizó una serie de imágenes de un texto oriental de meditación y de los famosos Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, como también el Benjoumin minor de Hugh de St. Victor. Demostró que todas estas formas de meditación codificada contienen las teorías o símbolos esenciales que normalmente aparecen en los individuos en el proceso de individuación. Pero todos estos abordajes del inconsciente, lo mismo que la mayoría de las formas de meditación oriental y de las formas cristianas medievales, contienen un programa.
Por ejemplo, quien practique los Ejercicios de san Ignacio tiene que concentrarse en la primera semana en la sentencia Homo creatus est, en la segunda en los sufrimientos de Cristo y así sucesivamente. Si en medio de su contemplación se le ocurre que le gustaría tomar un café, eso sería una perturbación mundana inducida por el diablo, que hay que dominar. ¡Pero también puede haber perturbaciones sagradas! El meditador podría, cuando está meditando sobre la cruz, ver de pronto una luz azul o una corona de rosas que rodea la cruz, pero como eso no corresponde, también ese pensamiento debe ser rechazado; ése podría ser el diablo, que está falsificando el proceso, porque lo que él debe ver es la cruz y no un ramo de rosas. Por eso se le enseña a rechazar esas irrupciones espontáneas del inconsciente y a adherirse fanáticamente a lo programado.
Naturalmente que sigue aun concentrándose en símbolos del inconsciente, porque la cruz es un símbolo del inconsciente, pero su mente está orientada hacia un canal concreto, definido por la tradición colectiva. Si el meditador dice a su director espiritual que ha visto una bañera en vez de la cruz, le dirán que no se ha concentrado como debía, que se ha desviado. Lo mismo es válido para ciertas formas de meditación orientales. Si a un yogui se le aparecen hermosos devas y diosas que intentan apartarlo de su objetivo, debe desechar esas ideas como factores de perturbación. Así, en estas formas de abordaje del inconsciente se ha de respetar una dirección o camino prescrito conscientemente, y se ha de hacer caso omiso de ciertos pensamientos que aparecen. Por esta razón el simbolismo que aparece en estas formas no es exactamente de la misma especie que el que aparece en los sueños y en la imaginación activa, porque si decimos a la gente que se limite a observar lo que aparece, cosa que, como es natural, produce un material algo diferente, los dos productos son sólo relativamente comparables.
Los alquimistas estaban en una situación completamente diferente. Creían que estaban estudiando los fenómenos desconocidos de la materia y se limitaban a observar lo que sucedía y a interpretarlo de alguna manera, pero sin ningún plan específico. Aparecía un terrón de alguna materia extraña, pero como ellos no sabían qué era, hacían una conjetura cualquiera, que por supuesto sería una proyección inconsciente, pero en ello no había una intención ni tradición definidas. Por consiguiente, se podría decir que en la alquimia las proyecciones se efectuaban de la manera más ingenua e impremeditada, y sin realizarles corrección alguna.
Imaginemos la situación de un antiguo alquimista. En alguna aldea, un hombre se construía una choza aislada y cocinaba cosas que provocaban explosiones. ¡Es muy natural que todos digan que es un hechicero! Un día llega alguien que le dice que ha encontrado un trozo de metal raro y pregunta al alquimista si no le interesaría comprarlo. El alquimista no sabe cuánto vale el metal, pero hace un cálculo aproximado y le da algún dinero. Después pone sobre el fogón lo que le han traído y lo mezcla con azufre o algo similar para ver qué pasa, y, si el metal acierta a ser plomo, el alquimista queda gravemente afectado por los vapores tóxicos. Llega entonces a la conclusión de que se trata de una materia que hace sentir mal a la gente y casi la mata, ¡y concluye diciendo que hay un demonio en el plomo! Después, cuando escribe sus recetas, añade una nota al pie: "Tened cuidado con el plomo, porque en él hay un demonio capaz de matar y enloquecer a la gente", lo que para aquel momento y en aquel nivel sería una explicación bastante obvia y razonable. Por consiguiente, el plomo se convirtió en un objeto ideal para proyectarle factores destructivos, dado que en ciertas condiciones sus efectos son tóxicos. Las sustancias ácidas también eran peligrosas, pero como por otra parte eran corrosivas y tenían propiedades disolventes, eran sumamente importantes para las operaciones químicas.
De esa manera, si uno quería fundir algo o tenerlo en forma líquida podía hacerlo valiéndose de soluciones acidas, y por esta razón la proyección afirmaba que el ácido era la sustancia peligrosa que disuelve, pero que también posibilita el manejo de ciertas sustancias. O si no, es un medio de transformación que permite, por así decirlo, abrir un metal con el cual es imposible hacer nada y volverlo accesible a la transformación mediante el uso de ciertos líquidos. Por eso los alquimistas escribían sobre el tema en la forma ingenua que estoy describiéndoles, sin darse cuenta de que aquello no era ciencia natural, sino que, si se lo considera desde el punto de vista de la química moderna, contenía muchísimas proyecciones
En la alquimia existe, pues, una cantidad asombrosa de material que procede del inconsciente, producido en una situación en que la mente consciente no seguía un programa definido, sino que solamente investigaba. El propio Jung abordó de manera similar el inconsciente, y en análisis también intentamos conseguir que la gente adopte una actitud en la cual no se aboque al inconsciente ateniéndose a un programa.
Fuente : "Alquimia" de Marie Louise Von Franz - Ediciones Luciérnaga
(1) Enantiodromía : El poder creador de la personalidad y la Magnitud de la Psique son dos pilares en el pensamiento de Jung. Y agrega, además, un sentido temporal dialéctico: esto implica la idea fundamental de que, en todo opera el principio de los opuestos. Este principio es para Jung , la ley inherente a la naturaleza humana: La Psique es un sistema de autorregulación, y no hay equilibrio alguno ni sistema de autorregulación sin lucha de opuestos. La función reguladora de los opuestos, la Enantiodromía, fue considerada por Jung como fundamental entre todas las leyes psicológicas, y ha sido descubierta por Heráclito, pensador que ha influido notablemente en su pensamiento. Debemos entender por Enantiodromía ( enantios = opuestos, contrario. Dromos = carrera, recorrido ) el fenómeno por el cual un polo dialéctico pasa a ser opuesto. Es " Pasar a su contrario ". Heráclito dice: "Lo contrario llega a concordar, y de las concordancias surge la más hermosa armonía, y todo nace de la lucha". (fragmento 8). En el fragmento 67 dice: "Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, saciedad y hambre", y el fragmento 90, dice: "Todo es cambio, las cosas se tornan fuego y el fuego cosas, así como las mercancías se convierten en oro y el oro en mercancías". Podemos expresar esta ley como: Todo polo contiene secretamente a su contrario.
"Dr. Vicente Rubino"
(2) Individuación : Es el término junguiano del proceso por el que el ego es llevado a lograr una relación con las dinámicas arquetipales del inconsciente, durante este proceso, el ego es constantemente hecho, deshecho y rehecho por las fuerzas dirigidas hacia un objetivo del inconsciente incluso el significado en el ego es sujeto a disolución y reconstitución. Para Jung la apreciación artística es una forma de individuación por representar, una confrontación con el otro en la imaginación
Bibliografía complementaria :
Psicología y alquimia - Carl Gustav Jung - Santiago Rueda Editor
En esta extracción sintética que he hecho de la lectura de la obra "Alquimia" de Marie Louise Von Franz (discípula de Jung), se encuentra la clave para aproximarnos a una comprensión del porqué Carl Justav Jung, y a decirlo con las mismas palabras de Marie Louise Von Franz, pudo encontrar en la alquimia una cantidad asombrosa de material que procede del inconsciente, y porqué vio en ella un paralelismo sorprendente con el material con que estaba trabajando, y también el porqué estaba el simbolismo alquímico más próximo de las producciones inconscientes de muchas personas modernas que ningún otro material.
Adrian Avalos - Terapeuta Transpersonal y Coach Transpersonal
CARL GUSTAV JUNG HALLÓ UNA RELACIÓN EN LA ALQUIMIA CON LOS MOTIVOS QUE APARECÍAN CON FRECUENCIA EN LOS SUEÑOS DE SUS PACIENTES
El propio Jung descubrió la alquimia en forma absolutamente empírica. Una vez me contó que en los sueños de sus pacientes aparecían con frecuencia ciertos motivos que no podía entender, y que un día, observando viejos textos sobre alquimia, halló una relación. Por ejemplo, un paciente soñó que un águila empezaba a volar hacia el cielo y después, súbitamente, giraba hacia atrás la cabeza, empezaba a devorarse las alas y volvía a caer a tierra.
El doctor Jung captó el simbolismo sin necesidad de comparaciones históricas, como por ejemplo: el espíritu ascendente o el ave pensante. El sueño muestra una enantiodromía (1), lo opuesto a la situación psíquica. Al mismo tiempo estaba impresionado por el motivo que cada vez más era reconocido como arquetípico y que debía, casi obligadamente, tener un paralelo, aun que no podía encontrarse en ningún lugar, aparecía como tema general. Entonces, un día descubrió el Ripley Scroll, que da una serie de imágenes del proceso alquímico —publicadas en parte en Psicología y alquimia—, donde un águila con cabeza de rey se vuelve hacia atrás para comerse sus propias alas.
Finalmente, sin embargo, llegó a la conclusión de que tenía que hacerlo, de que era demasiado lo que el tema ocultaba y de que ese material era importante para que pudiéramos entender mejor el material onírico de las gentes modernas.
La coincidencia lo impresionó muchísimo, y durante años la tuvo presente, con la sensación de que en la alquimia había algo más, y de que debía profundizar en el tema, pero no se decidía a abordar este campo complejísimo porque se daba cuenta del enorme trabajo que significaría y de que le exigiría refrescar sus conocimientos de latín y griego, y leer muchísimo.
El doctor Jung no se lo planteó como problema teórico, sino que vio un paralelismo sorprendente con el material con que estaba trabajando. Pero ahora podríamos preguntarnos por qué habría de estar el simbolismo alquímico más próximo de las producciones inconscientes de muchas personas modernas que ningún otro material. ¿Por qué no habría de bastar con estudiar mitología comparada, y profundizar en los cuentos de hadas y en la historia de las religiones? ¿Por qué tenía que ser especialmente la alquimia?
Para ello hay diversas razones. Si estudiamos el simbolismo en la historia comparada de la religión, o en el cristianismo —todas las alegorías de la Virgen María, por ejemplo, o el árbol de la vida, o la cruz, o el simbolismo del dragón en el material cristiano medieval, etcétera—, o si estudiamos mitología, como por ejemplo la de los indios norteamericanos (las creencias de los hopis, las canciones de los navajos, etc.), en cada caso estamos enfrentándonos con material producido por una colectividad y comunicado por una tradición más o menos organizada. Entre los indios norteamericanos hay tradiciones de los médicos brujos que comunicaban a sus discípulos sus canciones y rituales, en tanto que ciertas cosas eran conocidas por la totalidad de la tribu, que participaba en los rituales.
Lo mismo es válido para el simbolismo cristiano, que se comunica en las tradiciones de la Iglesia, y el simbolismo total de la liturgia y de la misa, con todo su significado, se transmite por mediación de la doctrina, la tradición y las organizaciones humanas. Están también las diferentes formas orientales del yoga y otras formas de meditación. Son símbolos que ciertamente se formaron en el inconsciente, pero que desde entonces han sido trabajados por la tradición. Uno ve repetidas veces cómo cualquiera que haya tenido una vivencia original e inmediata de símbolos inconscientes comienza enseguida a trabajar sobre ellos.
Así, en estas formas de abordaje del inconsciente se ha de respetar una dirección o camino prescrito conscientemente, y se ha de hacer caso omiso de ciertos pensamientos que aparecen. Por esta razón el simbolismo que aparece en estas formas no es exactamente de la misma especie que el que aparece en los sueños y en la imaginación activa, porque si decimos a la gente que se limite a observar lo que aparece, cosa que, como es natural, produce un material algo diferente, los dos productos son sólo relativamente comparables.
En alguna de sus primeras conferencias en el colegio técnico de Zúrich, E. T. H., para ejemplificar el simbolismo del proceso de individuación (2) y lo que quería decir con esta expresión, el doctor Jung analizó una serie de imágenes de un texto oriental de meditación y de los famosos Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, como también el Benjoumin minor de Hugh de St. Victor. Demostró que todas estas formas de meditación codificada contienen las teorías o símbolos esenciales que normalmente aparecen en los individuos en el proceso de individuación. Pero todos estos abordajes del inconsciente, lo mismo que la mayoría de las formas de meditación oriental y de las formas cristianas medievales, contienen un programa.
Por ejemplo, quien practique los Ejercicios de san Ignacio tiene que concentrarse en la primera semana en la sentencia Homo creatus est, en la segunda en los sufrimientos de Cristo y así sucesivamente. Si en medio de su contemplación se le ocurre que le gustaría tomar un café, eso sería una perturbación mundana inducida por el diablo, que hay que dominar. ¡Pero también puede haber perturbaciones sagradas! El meditador podría, cuando está meditando sobre la cruz, ver de pronto una luz azul o una corona de rosas que rodea la cruz, pero como eso no corresponde, también ese pensamiento debe ser rechazado; ése podría ser el diablo, que está falsificando el proceso, porque lo que él debe ver es la cruz y no un ramo de rosas. Por eso se le enseña a rechazar esas irrupciones espontáneas del inconsciente y a adherirse fanáticamente a lo programado.
Naturalmente que sigue aun concentrándose en símbolos del inconsciente, porque la cruz es un símbolo del inconsciente, pero su mente está orientada hacia un canal concreto, definido por la tradición colectiva. Si el meditador dice a su director espiritual que ha visto una bañera en vez de la cruz, le dirán que no se ha concentrado como debía, que se ha desviado. Lo mismo es válido para ciertas formas de meditación orientales. Si a un yogui se le aparecen hermosos devas y diosas que intentan apartarlo de su objetivo, debe desechar esas ideas como factores de perturbación. Así, en estas formas de abordaje del inconsciente se ha de respetar una dirección o camino prescrito conscientemente, y se ha de hacer caso omiso de ciertos pensamientos que aparecen. Por esta razón el simbolismo que aparece en estas formas no es exactamente de la misma especie que el que aparece en los sueños y en la imaginación activa, porque si decimos a la gente que se limite a observar lo que aparece, cosa que, como es natural, produce un material algo diferente, los dos productos son sólo relativamente comparables.
Los alquimistas estaban en una situación completamente diferente. Creían que estaban estudiando los fenómenos desconocidos de la materia y se limitaban a observar lo que sucedía y a interpretarlo de alguna manera, pero sin ningún plan específico. Aparecía un terrón de alguna materia extraña, pero como ellos no sabían qué era, hacían una conjetura cualquiera, que por supuesto sería una proyección inconsciente, pero en ello no había una intención ni tradición definidas. Por consiguiente, se podría decir que en la alquimia las proyecciones se efectuaban de la manera más ingenua e impremeditada, y sin realizarles corrección alguna.
Imaginemos la situación de un antiguo alquimista. En alguna aldea, un hombre se construía una choza aislada y cocinaba cosas que provocaban explosiones. ¡Es muy natural que todos digan que es un hechicero! Un día llega alguien que le dice que ha encontrado un trozo de metal raro y pregunta al alquimista si no le interesaría comprarlo. El alquimista no sabe cuánto vale el metal, pero hace un cálculo aproximado y le da algún dinero. Después pone sobre el fogón lo que le han traído y lo mezcla con azufre o algo similar para ver qué pasa, y, si el metal acierta a ser plomo, el alquimista queda gravemente afectado por los vapores tóxicos. Llega entonces a la conclusión de que se trata de una materia que hace sentir mal a la gente y casi la mata, ¡y concluye diciendo que hay un demonio en el plomo! Después, cuando escribe sus recetas, añade una nota al pie: "Tened cuidado con el plomo, porque en él hay un demonio capaz de matar y enloquecer a la gente", lo que para aquel momento y en aquel nivel sería una explicación bastante obvia y razonable. Por consiguiente, el plomo se convirtió en un objeto ideal para proyectarle factores destructivos, dado que en ciertas condiciones sus efectos son tóxicos. Las sustancias ácidas también eran peligrosas, pero como por otra parte eran corrosivas y tenían propiedades disolventes, eran sumamente importantes para las operaciones químicas.
De esa manera, si uno quería fundir algo o tenerlo en forma líquida podía hacerlo valiéndose de soluciones acidas, y por esta razón la proyección afirmaba que el ácido era la sustancia peligrosa que disuelve, pero que también posibilita el manejo de ciertas sustancias. O si no, es un medio de transformación que permite, por así decirlo, abrir un metal con el cual es imposible hacer nada y volverlo accesible a la transformación mediante el uso de ciertos líquidos. Por eso los alquimistas escribían sobre el tema en la forma ingenua que estoy describiéndoles, sin darse cuenta de que aquello no era ciencia natural, sino que, si se lo considera desde el punto de vista de la química moderna, contenía muchísimas proyecciones
En la alquimia existe, pues, una cantidad asombrosa de material que procede del inconsciente, producido en una situación en que la mente consciente no seguía un programa definido, sino que solamente investigaba. El propio Jung abordó de manera similar el inconsciente, y en análisis también intentamos conseguir que la gente adopte una actitud en la cual no se aboque al inconsciente ateniéndose a un programa.
Fuente : "Alquimia" de Marie Louise Von Franz - Ediciones Luciérnaga
(1) Enantiodromía : El poder creador de la personalidad y la Magnitud de la Psique son dos pilares en el pensamiento de Jung. Y agrega, además, un sentido temporal dialéctico: esto implica la idea fundamental de que, en todo opera el principio de los opuestos. Este principio es para Jung , la ley inherente a la naturaleza humana: La Psique es un sistema de autorregulación, y no hay equilibrio alguno ni sistema de autorregulación sin lucha de opuestos. La función reguladora de los opuestos, la Enantiodromía, fue considerada por Jung como fundamental entre todas las leyes psicológicas, y ha sido descubierta por Heráclito, pensador que ha influido notablemente en su pensamiento. Debemos entender por Enantiodromía ( enantios = opuestos, contrario. Dromos = carrera, recorrido ) el fenómeno por el cual un polo dialéctico pasa a ser opuesto. Es " Pasar a su contrario ". Heráclito dice: "Lo contrario llega a concordar, y de las concordancias surge la más hermosa armonía, y todo nace de la lucha". (fragmento 8). En el fragmento 67 dice: "Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, saciedad y hambre", y el fragmento 90, dice: "Todo es cambio, las cosas se tornan fuego y el fuego cosas, así como las mercancías se convierten en oro y el oro en mercancías". Podemos expresar esta ley como: Todo polo contiene secretamente a su contrario.
"Dr. Vicente Rubino"
(2) Individuación : Es el término junguiano del proceso por el que el ego es llevado a lograr una relación con las dinámicas arquetipales del inconsciente, durante este proceso, el ego es constantemente hecho, deshecho y rehecho por las fuerzas dirigidas hacia un objetivo del inconsciente incluso el significado en el ego es sujeto a disolución y reconstitución. Para Jung la apreciación artística es una forma de individuación por representar, una confrontación con el otro en la imaginación
Bibliografía complementaria :
Psicología y alquimia - Carl Gustav Jung - Santiago Rueda Editor